Por: Federico Conditi, Especialista en Política y Planificación del Transporte (UNSAM) y en Operación y Explotación de Servicios Ferroviarios (Universidad Politécnica de Cataluña).
Reino Unido anunció el retorno al ferrocarril integrado y público por el pésimo resultado del modelo privatizador. Una advertencia que el dogmatismo libertario se niega a ver.
Corría el año 1993 cuando el Reino Unido de Gran Bretaña decidió cambiar radicalmente su modelo ferroviario bajo la creencia de que la separación vertical (operación e infraestructura), la competencia y la privatización mejorarían la eficiencia y calidad de los trenes, lo cual se traduciría en una baja en el precio y los costos de los servicios.
Con ese objetivo, separó la infraestructura (que se vendió a una empresa privada) de la operación (equivalente a la separación de SOFSE y ADIFSE) y, a su vez, creó un sistema de franquicias o concesiones para operar por empresas privadas diversos corredores de pasajeros en el régimen de “competencia de mercado». Para eso, previamente liquidó British Rail, una veterana y prestigiosa empresa pública integrada de ferrocarriles (equivalente a nuestra Ferrocarriles Argentinos, la francesa SNCF, la española RENFE, la Chilena EFE o a la estadounidense AMTRAK).
El giro del laborismo
En la actualidad, luego de la mala experiencia que arrojó la aplicación del modelo, el nuevo Gobierno laborista dio un giro total en su política de trenes: anunció que volverá a integrar la gestión de la infraestructura con la operación de los servicios (lo que la última reforma de la Ley Ferroviaria estableció en Argentina como holding bajo la nueva Ferrocarriles Argentinos Sociedad del Estado -FASE-), se eliminarán progresivamente las franquicias privadas y se encomienda la gestión de la infraestructura y operación de los servicios de pasajeros a una nueva empresa nacional que ahora, en esos giros locos (o no tanto) de la historia, se llamará Great British Rail.
Esta reforma es el resultado de los estudios realizados por el anterior Gobierno conservador debido al mal desempeño del sistema ferroviario británico, cada vez con más costos, aumentos de precios y un servicio deficiente.
En 2018 el Gobierno encargó al experto independiente Keith Williams (expresidente de Halfords, Royal Mail y British Airways) un informe que entregó en mayo de 2021 y que firmó con el secretario de Transporte, Grant Shapps, titulado “Great British Railways, The Williams-Shapps Plan for Rail” (conocido como informe Williams).
El estudio se sometió a consulta pública en 2022 y sirvió de base a un proyecto de ley de reforma (en realidad, de recuperación) del sector ferroviario que se presentó en febrero de 2024. El mismo planteaba la necesidad de la reforma, la reintegración vertical y la creación de Great British Railways, para lo cual ha habido un acuerdo total entre los dos grandes partidos.
El informe Williams y el fracaso de la privatización
En su desarrollo, el informe señala que «el modelo organizativo adoptado a partir de 1994 fue un fracaso, ya que en lugar de crear un sistema eficiente, introdujo una complejidad administrativa innecesaria, generó aumento los costos y estableció barreras entre las distintas entidades, lo que dificultó la integración y la innovación» de los trenes.
El diagnóstico plantea que «el sistema actual no es sostenible y requiere una reestructuración completa» ya que «ha quedado atrapado en un modelo desorganizado que, en lugar de funcionar como un sistema integrado, ha creado una estructura de altos costos y falta de cohesión que perjudica tanto a los usuarios como a los operadores».
La privatización no solo generó problemas de coordinación, sino que también condujo a un aumento de los costos en diversas áreas. Según un informe del Comité de Transportes de la Cámara de los Comunes, las tarifas ferroviarias aumentaron en términos reales un 40 % desde la privatización.
El informe Williams propone una integración y un modelo más centralizado para el sistema ferroviario británico bajo la creación de la mencionada nueva entidad, Great British Railways, que tendrá como objetivo consolidar la gestión de la infraestructura, la operación de los trenes y la planificación en un único ente público. Esto permitiría una mayor coordinación y eficiencia, lo que reduciría las barreras entre la infraestructura y los operadores.
La propiedad pública de la nueva empresa eliminará la desalineación de incentivos que tendían a obstaculizar la aplicación de reformas estructurales y mejoras de la oferta a los pasajeros en contratos con operadores del sector privado. La política de privatización pretendía fomentar una mayor competencia y mejorar la eficiencia pero el resultado fue que en lugar de incentivar la innovación, la competencia ha sido limitada y contraproducente.
El modelo ferroviario de Milei, entre la campaña y la realidad
Cuando uno observa el proceso de privatización anunciado para Belgrano Cargas y Logística S.A. (que se extendería a otras líneas) puede apreciar una gran similitud con la fallida experiencia británica. En ese sentido, el presidente Javier Milei afirmó durante su campaña electoral su admiración por Inglaterra y que pretendía imitar su modelo ferroviario, al que calificó como el mejor del mundo. Sin embargo, parece hacer caso omiso del cambio de dirección en el país anglosajón y continúa avanzando con una política de privatizaciones que mostró su fracaso a nivel internacional y pone en peligro la viabilidad futura del sistema ferroviario argentino.
Uno de los grandes maestros del sistema ferroviario español, Alberto García Álvarez, suele decir que en momentos de crisis es más fácil cerrar empresas o ramales que pensar estrategias de desarrollo y planes de negocios que reviertan la situación, pero que el recorte no siempre es el camino acertado.
Existe una alternativa: la creación de una sociedad anónima de mayoría pública que integre verticalmente todo el sistema (operación de pasajeros y cargas e infraestructura) con un plan de negocios a mediano y largo plazo, que garantice el desarrollo y la viabilidad del sistema ferroviario en base a una correcta gestión para el beneficio de todos los argentinos y el crecimiento del país. Reino Unido ya lo comprendió, ojalá en nuestro país sigamos el ejemplo.
https://cenital.com/futuro-tragico-para-los-trenes-el-espejo-britanico-en-la-privatizacion-ferroviaria-de-milei/